¿Eres freelance y estás teniendo problemas para organizar tu tiempo? Si te ocurre esto no eres un bicho raro, organizar bien nuestro tiempo es uno de los mayores retos a los que nos enfrentamos cuando decidimos trabajar de forma independiente.

Hoy María Usero, redactora freelance, nos cuenta su experiencia en este sentido, y cómo consiguió organizarse mejor.

 

Antes de comenzar en el WorkSpace este era mi planteamiento:

«Llevo tres años como freelance, pero sin embargo sigo teniendo la sensación de que no organizo mi tiempo todo lo bien que debería. Acabo trabajando más horas de las deseadas, y lo peor, es trabajo poco productivo.

Esto hace que tenga que trabajar en horario no laboral, que acabe viviendo con sensación de urgencia, de trabajo inacabado… Por lo tanto, siento una incertidumbre que no me agrada, que me hace no estar del todo bien, siempre con sensación de trabajo pendiente.

Pero, ¿por qué me ocurre esto? ¿qué hace que me despiste? ¿que en lo que debería invertir una hora invierta dos?»

Dándole muchas vueltas a esta idea me di cuenta de una cosa: tanta flexibilidad  estaba siendo contraproducente:

  • Hacía otras actividades en horario laboral: favores a familiares, cosas de casa, skypes con amigos que estaban en el extranjero, etc.
  • Como sentía que tenía todo el tiempo del mundo lo aprovechaba mal. La sensación por la mañana era «tengo todo el día para trabajar». Debido a esto, aunque el objetivo inicial era escribir un artículo en tres horas, realmente podía disponer de seis. Esta falta de presión, al final se volvía en mi contra. Las tres horas restantes podría haberlas dedicado a otra cosa.

Me considero una persona bastante organizada, y sin embargo estaba cayendo en errores muy básicos. Así que… llegó la hora de tomar decisiones.

 

Comencé a trabajar desde el espacio WorkSpace Coworking.

Para mí tuvo un impacto psicológico importantísimo porque:

  • Ya iba a trabajar por las mañanas. Esto quiere decir que sales de casa y llegas a un espacio de trabajo. Ahí no vale aprovechar para poner una lavadora o hablar una hora con tu primo de Alemania.
  • En el espacio hay ambiente real de trabajo. Esto me recuerda a cuando vivía en un colegio mayor en Madrid. Teníamos unos espacios a los que llamábamos «seminarios» en los que estudiábamos personas que hacíamos carreras distintas. El ambiente de estudio te hacía concentrarte mucho más que en tu habitación, es como si «se te pegara» la concentración. Lo mismo ocurre cuando trabajas junto a otros profesionales, ver su concentración y trabajo motiva.
  • Comencé a marcarme los descansos y a disfrutar más de ellos. En casa tenía tanta sensación de pérdida de tiempo que no me los tomaba. Sin embargo, ahora me los marco de forma tajante y me separo del ordenador sí o sí. Me tomo un cafelito al sol o aprovecho para charlar con algún compi. Esto hace que a la vuelta esté mucho más fresca y aproveche el tiempo mejor.
  • Llego a casa y tengo la sensación «vuelta al hogar». Esto seguro que suena un poco ñoño, tipo anuncio navideño, pero para mí es importante. Al estar trabajando en casa y mezclar constantemente trabajo con el resto de aspectos de mi vida perdía esta división, para mí necesaria, aunque me encante mi trabajo. Ahora, a no ser que sea imprescindible, no trabajo cuando llego a casa. Así vuelvo a disfrutar más de «la sensación hogareña».

En definitiva, tomar esta decisión ha supuesto un paso importante para disfrutar realmente de los beneficios que me aporta ser freelance. Existen otras ventajas, como tener un lugar para reunirme con mis clientes y aprovechar las sinergias que se generan entre profesionales: intercambios de ideas, networking, etc. pero esas seguro que ya las imaginas.

María Usero

Redactora de contenido